La restauración de
Bayamo… ¿llegará a Manzanillo?
Con beneplácito
recibí la noticia que, como parte de la celebración del nuevo onomástico de la
fundación de la ciudad de Bayamo, se acometerían allí varias tareas de
restauración de obras. El informe fue portentoso porque esa villa oriental a
partir de la década del ochenta, evidentemente luego de la penúltima división
político-administrativa, tomó una brillantez esplendorosa, hasta el punto de
convertirse hoy día en una de las urbes más hermosas de nuestro país, sumado al
desarrollo económico que tiene fundamentalmente en la industria láctea. Sin
lugar a dudas, esto constituye para los granmenses algo muy importante, porque
su capital regional podrá ser aún más bella pero… creo que debería ser también
una prioridad para las principales autoridades políticas y gubernamentales de
Granma, que la ciudad de Manzanillo, la cual es la segunda en importancia y más
densamente poblada de la provincia, hoy tiene un Centro Histórico Urbano en
peligro de extinción, a partir de que en él predominan construcciones de antaño
de rico valor patrimonial, predominando los estilos Ecléctico y Neoclásico.
En una conferencia ofrecida por el compañero
Matilla, director de la oficina de Patrimonio en la “Ciudad del Golfo”, explicó
que hoy se valora la posibilidad de que esta sea la más ecléctica de las
ciudades cubanas seguida por la “Perla del Sur”. Sería doloroso que, por no
tener un programa aprobado de restauración de inmuebles de esta índole,
perdiéramos tanta riqueza cultural, pues ya son varios los edificios que se han
derrumbado, además de los que están en riesgo por estas mismas causas. Tengo
entendido que los proyectos están hechos por los especialistas de la Oficina de Patrimonio, y
que al ser designado el actual primer secretario del PCC, compañero Idel
Marrero, tuvo mucho interés en estos temas, hasta el punto de enviar a La Habana una comisión, para
lograr algo similar a lo que hace la
Oficina del Historiador de la Ciudad, en su intención de
recuperar las obras de corte colonial que atesora la capital de todos los
cubanos; lamentablemente ha sido exiguo el apoyo de quienes tienen el poder de
decisión, pues pasan y pasan los años y en la vetusta tierra de Blas Roca
Calderío, se hace muy, muy poco para devolverle la belleza y el fulgor que
siempre tuvo.
Hoy existen algunos
proyectos aprobados, como la reconstrucción del parque central y sus
alrededores, pero tengo la esperanza de que no ocurra como con el paseo Martí,
el cual inició su obra, hace alrededor de un lustro, y ni siquiera las primeras
tres cuadras se han terminado. Lo mismo ocurrió con el “más moderno acueducto
del país”; con el círculo infantil de la comunidad de “La Pesquera”; con el tan
anhelado edificio 18 plantas… en fin, pero como siempre esperamos algo mejor, y
que se rectifiquen los errores a tiempo, existe la expectación de que
Manzanillo, pueda ver resurgir su brillo e importancia y se convierta en la
joya del oriente que siempre fue.
Creo que se impone la revisión de estos temas
por todas aquellas personas que tengan la potestad para ello. Considero que ya
es la hora de que Manzanillo logre ser otra vez “Manzanillo”, insisto, otra
vez, que se tenga en cuenta, que no se discrimine, que se desarrolle, que
crezca. La voluntad de los Manzanilleros está, así como el deseo de mejorar, solo
queda el interés y el apoyo externo para poder concretar si no todos, al menos
gran parte de los proyectos que para bien de los manzanilleros se crean.