jueves, 27 de septiembre de 2012

¿Ahora se usan las réplicas triunfalistas en la prensa cubana?





Desde hace varios años vengo observando que en el periódico GRANMA, principal órgano de prensa cubano, se realizan varios tipos de críticas, ya sean a personas naturales o jurídicas de nuestro país, algo que a mi entender era necesario implantar para lograr un mayor desarrollo en la libertad de expresión.
Esto ha calado fuertemente en algunos entes proclives a verse reflejados de alguna manera en las páginas del rotativo. De cualquier modo, con la aceptación de muchos y el rechazo y apatía de otros, esta iniciativa se ha ido fortaleciendo, pues son cientos y cientos de personas las que remiten quejas, sugerencias, o simplemente expresan su criterio sobre algo o alguien que resulte de su interés. Creo que todo está muy bien hasta ahí. 

Lo que considero fatalmente pésimo es que, sumado a la indolencia y dejadez de algunos implicados en el asunto de las críticas (entre ellos directivos y funcionarios del estado), por su falta de respuesta y atención al público lector, ahora se estilan las contestaciones -más conocidas como réplicas- que vienen henchidas de justificaciones y evasiones en la mayoría de los casos y que casi siempre entran en el calificativo de triunfalistas.
Las últimas réplicas vistas en la prensa nacional fueron la referida a la empresa Restaurantes de La Habana, otrora Restaurantes de Lujo, escrita por su director general, José Ramón Zorrilla Fernández de Lara,  y la referente a la crítica que recibió el judo cubano (y el deporte en sentido general) por su pobre actuación en la cita estival de Londres, respondida por Ronaldo Veitía, entrenador del equipo nacional femenino de la disciplina mencionada.

Ambos trataron, por todos los medios posibles –uno con más cuidado e inteligencia que el otro–, de hacer valer sus criterios, de reflejar “la efectiva verdad y razón”,  destruyendo casi absolutamente las alegaciones de los periodistas que noticiaron e hicieron alusión a ellos de algún modo.
Veitía no usó un lenguaje peyorativo ni equivalentes, por el contrario, fue bastante cuidadoso en sus expresiones. Al responder de la manera que lo hizo, con franqueza, trató de ser poco lacerante, incluso, aceptó cuestiones de peso, pero no vaciló en intentar lograr prominencia en su criterio.
Zorrilla, por su parte, fue excesivamente justificativo, atacó fuertemente al comunicador y generó contradicción en la misma respuesta que proporcionó. Creo que por una mala interpretación de su parte.
Hubo un lector que manifestó no estar de acuerdo con que el Granma publicara este tipo de refutaciones, pero objetivamente, a mi juicio, entiendo que son necesarias para que se tengan en cuenta las diferentes formas de pensamiento de los que habitamos este archipiélago del Caribe.

Podemos o no estar de acuerdo con algo, pero lo cierto es que el nivel cultural de los cubanos es tal que muy fácilmente le permite a cualquier ciudadano darse cuenta de cuáles son las verdaderas intenciones de aquellos que responden de la manera que lo hicieron los individuos mencionados (por limitarme solo a estos dos modelos).
Sabemos que muchas de las justificaciones pueden ser apropiadas, sólidas, convincentes, pero debemos analizar previamente si tienen cabida o no en las objeciones que vamos a hacer, si lo que vamos a decir puede ser o no contundente, tanto en el ámbito positivo como en el negativo.
Hay disímiles maneras de hacer ver que la otra parte es la equivocada, o que solamente tiene parte de la razón; para poner un ejemplo, creo que no cabe decir que algunas cubanas no avanzaron en las competencias olímpicas de judo porque sus primeros combates fueron contra rivales de renombre.
Este fundamento es desproporcionadamente inaceptable, pues el patrón más fiel lo constituye Idalis Ortiz, quien discutió el pase a la final con la entonces jerarca de la división y se supo imponer dando muestras de amplia preparación desde diferentes puntos de vista.
Por tanto, ¿constituye o no una banalidad decir que perdieron porque desde el inicio pelearon contra rivales de celebridad? Hay que aceptar que les faltó combatividad, o concentración…, en fin, preparación, pues si no, otros hubiesen sido los resultados.

Creo que la verdad y la razón tienen un conducto propio, velocidad estratégica y señales de tránsito muy bien avanzadas y tecnológicamente activas. La modestia, la sencillez, la sinceridad, la laboriosidad, el sacrificio, el empeño, el altruismo, son elementos que les garantizan libre acceso y vientos favorables.
Las diatribas, los bombardeos, el contraataque a balazos, lo único que certifican son intenciones malsanas, descréditos y laceración de valores, todos enquistados en muchas de las almas que viven hoy nuestro cada vez más polémico mundo.
Soslayar que siga ocurriendo así, debe ser meta para nuestras vidas y coloso reto a vencer. Utilizar el tipo de respuestas triunfalistas, muy comunes hoy en la vida cotidiana, solamente nos trae malos resultados y a la postre, una deplorable identidad.